
El susodicho ladrón tuvo la feliz idea de comprobar su cuenta de Facebook desde el ordenador de la víctima y, lo mejor de todo, se fue sin cerrar la sesión.
Cuando la dueña de la casa llegó vio claros signos de robo y también se dio cuenta de que el ladrón se había conectado a su cuenta de Facebook desde el ordenador de la casa ya que la sesión aún estaba abierta. Lógicamente con semejante pista (similar a si hubiera dejado tarjeta de visita) la policía no tardó en detenerle.
Está en la cárcel bajo fianza de 10.000 dólares y a la espera de juicio. Si finalmente se le considera culpable (más que seguro) se enfrenta a un máximo de 10 años de prisión.
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