La policía de Jirlau (Rumanía) fue llamada a investigar el robo a un jardín de infancia. Los asaltantes habían entrado al edificio por una ventana y desordenado las instalaciones en busca -presuntamente- de efectivo.
Sin embargo después de algunos interrogatorios los oficiales empezaron a sospechar que lo único que se habían llevado los asaltantes era la colección de juguetes de la guardería.
La investigación condujo a la policía a un niño de 13 y otro de 5, vecinos del lugar. El último creó el plan para entrar a la escuela y fugarse con el botín.
Según explicó el menor de los niños "extrañaba mucho los juguetes y no podía esperar a que empezaran las clases para volver a jugar con ellos".
Sin embargo después de algunos interrogatorios los oficiales empezaron a sospechar que lo único que se habían llevado los asaltantes era la colección de juguetes de la guardería.
La investigación condujo a la policía a un niño de 13 y otro de 5, vecinos del lugar. El último creó el plan para entrar a la escuela y fugarse con el botín.
Según explicó el menor de los niños "extrañaba mucho los juguetes y no podía esperar a que empezaran las clases para volver a jugar con ellos".
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