
La pasajera de este vuelo desde Rusia a EEUU se empezó a encontrar mal durante el viaje, pero pensó que sería la presión. Cuando el avión aterrizó, se desmayó en el aeropuerto.
A los médicos estadounidenses les llevó un rato encontrar la razón que había deteriorado tan rápidamente la salud de la pasajera: sus implantes de silicona habían resultado dañados.
Según uno de los médicos: "El vuelo en sí no puede dañar los implantes. Lo más probable es que ella ya ha tenido problemas con ellos antes, y debido a la presión diferencial a bordo del avión han sufrido la rotura".
Irena tendrá que pasar toda su estancia en California en la cama. Ella también tendrá que despedirse de sus implantes mamarios.
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