
Estas investigaciones revelaron que las personas que ven o piensan en alguien con un buen autocontrol se vuelven más propensas a autocontrolarse. Asimismo, se constató que esto también funciona en sentido contrario: las personas con escaso autocontrol contagian fácilmente a los demás con su actitud.
El efecto contagioso del autocontrol es tan poderoso que, según los científicos, el mero hecho de ver el nombre de una persona con un buen o un escaso autocontrol en una pantalla, durante sólo 10 milisegundos, cambió el comportamiento de los participantes en los estudios.
Fuente: La Flecha.net
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