
Inicialmente los familiares de las menores creían que se trataba de un problema de salud, por lo que buscaron antención en varios centros médicos, pero no se les diagnosticó ningún problema patológico.
Los vecinos aseguran que las niñas están poseídas por espíritus malignos que se habrían apoderado de ellas por jugar con una tabla güija. La dirección del colegio donde estudian las niñas y sus progenitores de familia han solicitado el apoyo de las autoridades.
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