
"La superficie superior del anillo estaba brillando", dijo Taumoepeau, un ecologista que llevaba estado casado tres meses cuando perdió su anillo mientras realizaba una limpieza de la bahía.
El hombre apuntó el lugar aproximado donde perdió el anillo, pero fue incapaz de encontrarlo pese a regresar varias veces al área. La esposa de Taumoepeau ofreció comprar otro anillo, pero él se negó, comprometiéndose a encontrar la sortija extraviada.
Equipado con nuevas coordenadas provistas en un satélite de posicionamiento global y luego de elevar una breve plegaria, encontró el anillo tras una hora de búsqueda. "No podía creer que pudiera ver el anillo de manera tan perfecta", declaró.
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