
Las personas que padecen esta condición son tratadas con pequeñísimas descargas eléctricas que intentan restablecer el ritmo cardíaco. Según los médicos que tratan a esta mujer de 51 años, sus zapatos con suela de goma fueron los que le salvaron la vida y el rayo el que le curó la arritmia.
"En primer término, tiene mucha suerte de estar viva después de un choque eléctrico de esas dimensiones. Y mucha más suerte porque ahora gracias a su increíble cura va a vivir mucho más", relató uno de los médicos.
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