La amistad no conoce fronteras, y parece que tampoco el tiempo.
Al menos así lo demostró el canadiense David Barclay, quien voló unos 5, 600 kilómetros hasta Gales para llegar a la boda de su mejor amigo.
Además de los 2 000 dólares entre pasajes y atuendo, Barclay invirtió una prisa incalculable que le impidió aguardar por una invitación.
De hacerlo, tal vez habría notado que la fecha del matrimonio era en efecto el 6 de Mayo, pero no del 2008 sino del 2009, como le recordó el futuro novio ya frente a frente.
Nada, que la puntualidad es una virtud inglesa, al parecer exacerbada en los canadienses, y si no que le pregunten al asistente más prematuro en la historia del matrimonio.
¡Bon voyage... de regreso!
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