
Con varias copas de más, Annie McCullum perdió los estribos y el episodio concluyó con la fumadora en un hospital, esta vez por una afectación lejos de sus pulmones.
El médico de turno omitió cualquier comentario respecto a los riesgos de fumar, pues ni él mismo imaginó que el cigarrillo pudiera provocar mordeduras.
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