
Y es que la visita le costó su trabajo y una reputación digna de Pinocho.
Sin saberlo, la madre de Radu protagonizó una resurrección nada milagrosa que destapó la mentira de su hijo, quien momentos antes había pedido prestado a su jefe unos 250 dólares para pagar su sepelio.
Nada, que una mentira puede ser la distancia más corta del más allá al mundo de los vivos... con despido incluido.
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